El pensamiento positivo alienta la acción, nos hace personas proactivas que asumen la responsabilidad de sus vidas. Por el contrario, una actitud negativa basada en pensamientos destructivos nos detiene en el sufrimiento, encerrarnos en un círculo vicioso. Por eso es importante prestar atención a los pensamientos que actúan como vampiros mientras chupan nuestra energía y nuestra positividad.  

En cierto sentido, estos pensamientos destructivos son una especie de masoquismo que aplicamos sobre nosotros mismos, una y otra vez…. Lo sé estas cansado de repetir ese patrón, bueno aquí va algo que te puede ayudar. 

1. Pensamiento de perdida, faltante, escases 

Todos somos víctimas de este tipo de pensamientos, por lo que es el primer “vampiro mental” del que debemos deshacernos si queremos desarrollar una actitud más positiva. 

En la práctica, tenemos este pensamiento cada vez que nos enfocamos en lo que hemos perdido, lo que hemos perdido o lo que hemos tenido. Está claro que este tipo de pensamiento solo genera sufrimiento, significa observar solo que el vaso está medio vacío, sin darse cuenta de que también está medio lleno, equidad. 

El problema de este tipo de pensamiento es que nos lleva a concentrarnos exclusivamente en el faltante, por lo que no podremos ver las nuevas oportunidades. Si seguimos llorando por el amor perdido, nunca estaremos listos para comenzar una nueva relación que nos pueda dar tantas cosas bellas. 

Desde cualquier perspectiva que observamos, el pensamiento de privación no nos da nada interesante y positivo, pero nos condena a un círculo de quejas y autocompasión. 

2. Pensamiento de negacion 

El segundo “ladrón mental” con el que nos encontramos a menudo es el pensamiento de negación, y es uno de los peores porque normalmente no somos conscientes de su existencia. Sin embargo, este pensamiento nos convence de que no podemos lograr un objetivo determinado o vivir ciertas experiencias. Es un límite que nos impone, nos condena a permanecer en nuestra zona de confort, donde no estamos contentos, pero nos limitamos a sobrevivir. 

El aspecto curioso es que este pensamiento no es nuestro, sino que hemos sido introyectados por nuestros padres, maestros o directamente de la sociedad. Por ejemplo, si pensamos que necesitamos un capital inicial importante para comenzar un negocio, nunca presentaremos nuestra idea. El problema principal es que este pensamiento nos detiene, por lo que ni siquiera buscaremos soluciones alternativas para realizar nuestro sueño o proyecto. 

Del mismo modo, si inconscientemente pensamos que no merecemos ser amados o estimados, sabotearemos todas nuestras relaciones, porque es más fácil confiar en los signos que confirman nuestras convicciones que en quienes lo niegan. 

La idea de la negación es tan fuerte que se convierte en una especie de “discapacidad psicológica” que nos condena a permanecer en lo que sabemos y nos impide crecer. 

3. Restos de sustracción 

El último de los pensamientos que roban nuestro pensamiento positivo es el llamado de la sustracción. Este pensamiento surge de la convicción de que siempre debemos tener más porque agregar significa éxito, mientras que restaurar es sinónimo de fracaso. Sin embargo, ser maduro no significa agregar, sino aprender a restaurar. 

El pensamiento de sustracción genera un miedo tremendo de tener cada vez menos, no poder agregar continuamente. De esta forma, corremos el riesgo de obsesionarnos por tener menos que los demás, ser menos felices, menos amados, tener menos oportunidades y, por supuesto, ganar menos. 

El problema es que este tipo de pensamiento nos mantiene ansiosos e hiperactivos, buscando más y más, incluso si no sabemos exactamente qué significa este “más”. Este pensamiento genera la ilusión de que el sentido de la vida se acumula, y como siempre necesitamos más, nunca estamos satisfechos. Es como si fuéramos un hámster corriendo en una rueda que no se detiene, hasta que nuestra propia velocidad nos marea. 

Pero para encontrar la paz interior y ser felices, solo debemos sentirnos agradecidos por lo que tenemos, esto no significa que no debemos establecer nuevos objetivos, sino permitirnos el permiso para ser felices aquí y ahora mientras nos dirigimos al objetivo que queremos. alcanzar. 

Todos, tarde o temprano, somos víctimas de estos pensamientos negativos que se demostrarán en obstáculos para nuestro desarrollo. Podemos considerarlos como la frecuencia de una radio. Cuando escuchas una estación que no te gusta, solo tienes que cambiar la frecuencia. Lo mismo se aplica a los pensamientos negativos que restan energía mental. 

En su lugar, puedes poner pensamientos más realistas que te ayudarán a alcanzar tus metas, establecer nuevas metas o simplemente ser un poco más feliz. De hecho, ni siquiera necesitan ser “pensamientos positivos”, sería mejor definirlos como “pensamientos en desarrollo”. Por supuesto, no es suficiente repetir mantras positivos porque no podemos engañar a nuestra mente tan groseramente. 

En primer lugar, debe iniciar un proceso de autodescubrimiento que le permitirá saber cuál es el origen de esos pensamientos, importantes son las ideas equivocadas que están en la base y alimentarlos. Cuando te das cuenta de que estas creencias no son adaptativas, no te hacen feliz y no tienes ninguna razón para serlo, tus nuevos pensamientos positivos se cambiarán en tu realidad. 


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