Bendiciones bellas almas libres, exploramos juntas las maravillas de nuestro ser, desenredando hilos de creencias arraigadas para descubrir la verdadera esencia que reside en nosotros. En este hermoso camino, a menudo nos encontramos enfrentando un desafío común: el sentimiento de no merecer lo que el universo nos ofrece con cariño.
¿Por qué nos resulta tan difícil creer que merecemos lo bueno que la vida nos ofrece?
Acompáñenme en este viaje hacia la comprensión de este enigma y cómo podemos empezar a cambiar esta perspectiva.
Interior de la Raíz de la Duda
En el trasfondo de nuestra lucha con el merecimiento, a menudo encontramos una mezcla de factores que contribuyen a esta duda. Una parte proviene de experiencias pasadas, como momentos de fracaso o crítica, que nos hacen dudar de nuestro valor. También nos comparamos con otros, sintiendo que no somos suficientes comparados con ellos. Estas semillas de duda pueden crecer rápidamente si no las cuestionamos.
Cultura y Mensajes Externos
Desde una edad temprana, absorbemos mensajes de nuestra cultura y sociedad que influyen en nuestra percepción de merecimiento. A menudo se nos dice que necesitamos hacer más, ser más o tener más para ser dignos de recompensa. Estos mensajes distorsionan nuestra imagen de nosotros mismos y pueden hacernos sentir que nunca estamos a la altura. nuestra
Propia Crítica Interna
Somos nuestros críticos más implacables. Nos juzgamos por cada error y nos castigamos por nuestras debilidades. Esta crítica constante socava nuestra confianza y nos hace sentir que no merecemos cosas buenas. Es como si llevamos una sombra que nos susurra que no somos suficientes.
La Comodidad en lo Familiar
Aunque parezca extraño, a veces nos aferramos a la creencia de que no merecemos porque es lo que conocemos. Cambiar nuestras creencias y abrazar nuestro merecimiento requiere salir de nuestra zona de confort. Esto puede ser aterrador, incluso si lo que nos espera es positivo. Nuestra mente a veces se siente más cómoda con lo familiar, incluso si es negativo.
Reconstruyendo nuestra perspectiva
A pesar de estos desafíos, recordamos que merecer no es un premio que ganamos, sino un derecho inherente a nuestra existencia. La transformación comienza cuando cuestionamos estas creencias arraigadas y elegimos conscientemente cambiar nuestra narrativa interior.
TODOS PASAMOS POR ESTO
Yo también he sentido muchas veces que no merezco ciertas cosas. Es normal. Pero descubrí que merecer está en nuestro corazón, solo necesitamos recordarlo.
Cómo Querernos Más??
Aquí hay algunas maneras sencillas de construir un amor propio más fuerte:
Ser Amigos de Nosotros: Imaginamos que somos nuestro mejor amigo. No seamos tan duros con nosotros mismos cuando cometemos errores.
Hacer Cosas que Nos Gustan: Dediquemos tiempo a hacer cosas que nos hagan sonreír, como escuchar música que amamos o dar un paseo tranquilo.
Decir Cosas Positivas: Digámonos cosas buenas cada día. Repitamos frases como “Merezco ser feliz” para recordarnos lo valiosos que somos.
Ser Amables con Nosotros: Tratémonos con bondad, como cuidar de un perrito o gatito. A veces somos duros, ¡pero merecemos gentileza!
Celebrar Logros: Cada vez que hagamos algo bien, celebraremos. Ya sea grande o pequeño, merece un aplauso.
Estar Tranquilos: Pasemos tiempo en silencio a veces. Podemos sentarnos y respirar hondo. Ahí es donde encontramos respuestas.
CREER EN NUESTRO MERECIMIENTO
En mi propio camino, todavía trabajo en esta danza del merecimiento, y es mi deseo que caminemos juntas en esta experiencia de crecimiento y autodescubrimiento. Recordemos que somos dignos, merecedores y amados en cada momento. Que este viaje sea una canción de amor para nuestro ser y un recordatorio constante de la belleza que brilla en nuestro interior.
¡Te amo, te honro, te bendigo!
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